Sabemos que muchas de las sustancias químicas que se emiten por productos del hogar o incluso electrodomésticos pueden llegar a irritar los ojos, lo que desconocemos por completo es que existen otro tipo de sustancias que se encuentran en el aire que a largo plazo y estando expuesto de manera habitual pueden llegar a ser sustancias muy peligrosas para la salud. Para estas ocasiones, en Lanza Calidad ponemos a disposición de nuestros clientes el servicio de ayuda en calidad del aire interior, en dónde realizaremos un análisis y estudio para determinar que tipos de sustancias se encuentran en el aire al que habitualmente están expuestos nuestros trabajadores.
Una de las sustancias químicas que se encuentra en el aire y que resulta difícil de apreciar es el radón. Este tipo de sustancia puede llegar a penetrar en los edificios y su inhalación continua puede derivar en diferentes tipos de enfermedades de carácter muy grave, sobretodo en el sistema respiratorio.
Una de los principales causantes de mala calidad del aire interior es que apenas haya ventilación en el centro de trabajo, sin lugar a dudas aunque parezca una razón de poco peso puede ser la causante de un menor rendimiento a la hora de trabajar y de que afecte a nuestra salud.
¿Cómo podemos determinar si los contaminantes del aire interior van a suponer un riesgo elevado para nuestra salud?
Por lo general, para determinar si los agentes contaminantes van a tener una influencia negativa en nuestra salud debemos estudiar cuatro aspectos generales:
El primero de ellos es la toxicidad de los contaminantes y sus concentraciones en la calidad del aire interior. Podemos encontrarnos casos en los que el aire interior puede contener diferentes compuestos orgánicos, partículas o microbios que pueden llegar a provocar alergias o problemas de otros tipos para nuestra salud.
El segundo punto a tener en cuenta es la exposición de las personas a ese aire. Es habitual que las personas inhalen ese aire al respirar, pero también nos podemos encontrar que pueden hacerlo a través de las vías respiratorias como puede ser la ingestión de polvo. Hay que tener en cuenta a que niveles está expuesto esa persona y todas las medidas que debemos de tomar para mejorar esa situación.
Para conocer el riesgo al que está expuesto una persona por un determinado agente contaminante debemos conocer la respuesta del cuerpo a las diferentes concentraciones de ese contaminante del aire. Los efectos de las personas que han estado expuestas a ese agente contaminante determinarán los riesgos reales a los que se exponen las personas.
Por último, la última etapa del proceso de evaluación de riesgo va a analizar todas las pruebas recogidas y determinarán la probabilidad de que un agente contaminante provoque una enfermedad.
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